No puedo estar más arrepentida de haber dejado para "otro día" comprar una de esas campanas. Eso fue en el 2019, y el "otro día" no llegó. El herrero que las hace está en un lugar que se llama Veveří, en Chequia (República Checa).
Hoy a las 20:50 sonó mi celular, avisándome de un próximo evento en 10 minutos más. Era la presentación de Rockin1000 en Paris, programada un año antes. Compré las entradas picada, porque el 2020 quedé sin poder ir a ver a primogénito, nuera y nietas a Chequia, debido a la pandemia. En junio de 2020, cuando no pude ir, pensé "Bueno, es lo que hay, voy el próximo año" y en cuanto llegó el black friday o no se qué día de vuelos baratos, aproveché y compré pasajes para ir en julio de 2021. Después descubrí que se estaban vendiendo entradas para Rockin1000, y no lo dudé. Pensé, qué ganas de poder ir a ver ese espectáculo, verlos tocar "We will rock you" que es la canción con que le enseñé a golpear la mesa a nieta mayor, cuando tenía 9 meses. Y ella seguía el ritmo perfecto. Lástima no poder subir el video de ella golpeando la mesa, primogénito me deshereda.
Rockin1000 "We Will Rock You" 👇
Al comprar los pasajes, y las entradas, no dudé que en julio de 2021 la pandemia estaría controlada, todo estaría bien, sería un trago muy amargo, del pasado. Hasta compré los seguros de salud para viajeros. Me equivoqué.
Hace como dos meses me llegó el aviso que Rockin1000 se suspendía hasta 2022. Pensé "qué pena, me habría encantado poder ir, ver y escuchar a 1000 músicos al unísono, sobre todo a los bateristas, queda pendiente para el 2022", pero claro, el viaje no estaba cancelado ni mucho menos. Y seguí soñando.
Cuando se anunció el cierre de fronteras en Chile hasta el 14 de julio, día de nuestra partida, todavía seguía agarrada con dientes y muelas del sueño, el de poder ver a mi hijo, conocer a la nieta nueva, abrazarlos. Ese sueño me permitió sobrevivir mentalmente durante más de un año de encierro casi total.
Caí en cuenta que no iba a ser posible, de ninguna manera, cuando vi el cierre de fronteras de Chequia hasta el 30 de julio. Allá sí que las cierran de verdad, con candado doble. Imposible entrar o salir. Toda América Latina estaba marcada con color rojo en el mapa. Alto riesgo. No había forma de entrar, ni con vacunas ni ruegos ni llantos. No es No.
Así, quedé unos días llorando por las esquinas, de pena, de frustración, de rabia, de todo, y más encima sintiéndome culpable por sentirme tan mal, cuando hay miles de personas sufriendo la pérdida de seres queridos, personas conectadas a ventiladores, gente pasando hambre, situaciones muchísimo más graves.
Entre la pena de no poder ir, hablé con mi nuera, quien son su tono de voz dulce y suave me dice "Perou quizás puedes venir para Navidad, es lindo acá la Navidad", a lo que obviamente le contesté "¡Pero hace tanto frío, me voy a repetir el invierno!" y ella, misma voz dulce con acento gringo , me dice "Ya, perou no hace taaanto fríou, son uno o dos grados no más". Y con eso me derritió. Claramente están esperando a la aweli chilena.
Así que, como soy persona de cábalas, (esa no la sabían, ¿cierto?) busqué altiro pasaje para ir -esta vez sola- en Diciembre. En realidad el frío es lo de menos.
Me inventé un nuevo sueño, para poder seguir adelante. Navidad en Chequia.
Pandemia de mierda.
No sé por qué no se me ocurrió borrar el Rockin1000 ni los vuelos de la agenda, pero a cada rato el calendario me recuerda que no estoy en Chequia. Estoy a miles de kilómetros de distancia, da pena, pero estoy viva y más encima, gracias a la operación, ahora puedo escribir.
Pido disculpas a todos quienes han sufrido muchísimo más, sé que soy privilegiada y quizás no debería quejarme, pero tenía un sueño, una esperanza, y se fue. Necesitaba escribir.
Pandemia de mierda.