viernes, 3 de septiembre de 2010

ESPECIAL SOBRE STATUS CHILENSIS


Todos sabemos que en Chile existen ciertos parámetros para “medir” –supuestamente- el mayor o menor “éxito” de una persona. Para muchos, el éxito está directamente relacionado con la riqueza material, la que se reconoce –o demuestra- través de la forma de vestir, el lugar (comuna) en que se vive, el lugar al que se va de vacaciones, el auto, el colegio al que asisten los hijos. Algunos de nosotros no creemos que el éxito tenga algo que ver con la riqueza material, pero es indudable que para muchas personas en nuestra cultura el status es importante. De hecho, hay gente que es capaz de endeudarse de forma increíble con tal de aparentar determinado status. Ahí están, viviendo una vida irreal, con una mansa casa, super auto, vacaciones quién sabe dónde y endeudados hasta las orejas. Supongo que además ni se les ocurre pensar que andan trayendo una casa sobre ruedas, porque los autitos que usan para ir y volver a la oficina valen lo mismo que una casa para otra familia.

En los últimos años he notado también, que el tamaño de las pechugas ha cobrado enorme relevancia, o quizás más que el tamaño, la silicona. Las inversiones en belleza y especialmente cirugía estética parecen ser sumamente importantes en el caso de las mujeres. Las top chilenas son casi todas rubias de L´oreal, tienen el pelo planchado, las pechugas de silicona, las arrugas estiradas, etc.

A veces también se relaciona el éxito con la profesión que se ejerce, y los estudios de post grado. Obviamente ser médico es mucho más “chic” que ser zapatero.

Lamentablemente, este estilo de vida de super status generalmente viene acompañado de conductas detestables. Es típico que las personas que viven del modo descrito denostan a los demás, buscan admiración y hasta de verdad se creen el cuento de que son mejores que el resto, e incluso que tienen más derechos. ¿Acaso no es típico aquí en Santiago, que el 4x4 gigante que usa la señora para ir al supermercado es justo el que se cambia de pista sin señalizar, se estaciona sobre las veredas y toca la bocina en cuanto el semáforo da luz verde? Cuando me hacen eso, muchas veces he tenido la tentación de bajarme del auto, ir a hablar con el o la chofer que me tocó la bocina y preguntarle si acaso cree que soy una vaca como para arrearme con la bocina, o si alguna vez ha pensado en la contaminación acústica que provoca.

Todo esto, y especialmente el tema del endeudamiento para mantener las apariencias, me recuerda un libro de Michael Ende –tengo mala memoria, no me acuerdo del nombre pero me parece que es Momo- que se trata de unos niños que descubren que sus padres siempre compran cosas para “ahorrar tiempo” y luego tienen que trabajar tanto para poder pagarlas, que ya casi no los ven, no juegan con ellos, ni les cuentan cuentos de noche. Entonces deciden salir a buscar el lugar donde está ahorrado el tiempo de sus padres, quienes han sido estafados porque todo el tiempo ahorrado nunca es devuelto. Quieren obligar a los estafadores a devolverles el tiempo a sus padres para que puedan estar con ellos.

Claro, Michael Ende estaba pensando seguramente en las máquinas que se han adueñado de nuestras vidas: batidoras, jugueras, aspiradoras, lavadoras. Luego vinieron los computadores, las secadoras de ropa, microondas, lavadoras de platos y tantas otras. El auto está también, obviamente, dentro del concepto de cosas que sirven para ahorrar tiempo, sobre todo cuando tenemos el Transantiago como alternativa.

Sin embargo, Ende se quedó corto. Creo que nunca se imaginó el gasto enorme en que muchas familias son capaces de incurrir en cuestiones absolutamente superfluas o sobredimensionadas. Obviamente no es lo mismo comprar una juguera que un auto que cuesta treinta millones de pesos o una casa que vale trescientos millones.

Estos gastos desmesurados, con deudas gigantescas de por medio, necesariamente implican que alguien tiene que trabajar muchas horas para poder pagarlas –horas en las que no comparte con sus hijos- e implican también algo mucho más grave y que traspasa el ámbito de la vida privada de la gente que decide vivir del modo descrito: la explotación de aquellos quienes trabajan en las empresas que las construyen o fabrican. Me refiero a los obreros, claro, no a los gerentes. Me refiero al primer quintil, o peor aún, a los que están por debajo de todos los quintiles, incluyendo a los niños que trabajan por salarios miserables en países que fabrican las cosas que nosotros compramos.

Según un reporte de la UNICEF, 346 millones de niños en el mundo son víctimas de explotación infantil. Eso no es éxito, y sería fantástico que pensáramos en estos temas antes de ir de paseo este fin de semana al mall.

Saludos a tod@s, que tengan un buen fin de semana.

PD: Me declaro culpable del delito de recurrir a Loreal, porque soy vanidosa y me carga que se vean mis canas.


6 comentarios:

  1. Técnicamente el endeudamiento no es malo. Permite suavizar, como dicen los economistas, el consumo, es decir, uno elige su consumo óptimo que es independiente de su ingreso corriente y financia el exceso de éste con deuda que paga en el futuro.

    ¿Es malo eso? No simplemente es una herramienta que permite financiar sus proyectos o descalces de dinero a través del tiempo.

    El consumo debe estar de acuerdo a la riqueza de cada familia, en efecto, demasiado optimismo produce exceso de consumo.

    ¿Son malas las pechugas de siliconas, los autos de lujos, las mansiones…?

    No lo creo, es parte de la libertad económica y cada uno hace de su vida lo que quiera. Si alguien es feliz deteniendo el paso del tiempo con dolorosas operaciones es válido, aunque algunos no les parezca.

    Pero si es diferente que en Chile exista no sólo la pobreza que tenemos, sino la escasez grave de infraestructura básica para lograr una sociedad mejor como lo son una educación adecuada, una salud digna, ciudades con parques, ambientes descontaminados, librerías públicas, niños en las escuelas y no en las calles, etc.

    La libertad tiene su costo, y por eso me parece que los bienes de lujos deben pagar impuestos más altos. Se debe evitar la evasión tributaria y otros mecanismos que se usan para burlar las obligaciones que todos tenemos con nuestros compatriotas. También debe mejorar la eficiencia del estado, pero cuidado eso no significa desmantelarlo.

    muy buena la columna, pero creo que hay que balancear entre lo que uno cree que es correcto con la libertad...

    Carlos

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  2. Tienes razón, es gracias a la libertad que la gente puede hacer lo que quiera: comprar mansiones, ponerse silicona, endeudarse excesivamente, etc. Pero no estoy hablando de economía, sino más bien de valores esenciales para lograr el bienestar del ser humano. Sin duda la libertad es uno de ellos, pero también lo es la dignidad, el derecho a tener -como bien señalas- atención de salud, acceso a la educación, etc. No sé qué es primero, si el huevo o la gallina, pero me parece que hay una relación de causa-efecto entre consumo o riqueza y explotación o abuso, y esta relación no está circunscrita a Chile, sino está presente en el mundo. Los países primer-mundistas consumen a lo bestia, se cae el botón de una camisa y la botan a la basura. Los países tercer-mundistas luchan por poder consumir más, y los quinto-mundistas ....bueno, ellos fabrican lo que consumen los primeros, y no tienen qué comer. ¿O no? Me parece que incluso uno podría hablar de la pirámide de la pobreza, en vez del círculo de la misma. Saludos.

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  3. y si los paises ricos no existieran, estariamos mejor?

    o, todos nos favorecemos del comercio entre paises?

    ok, estoy de acuerdo, si y solo si, se respetan los derechos, humanos y ambientales

    pero, cual es la cuota de responsabilidad de los paises pobres de su propia situacion?

    ok, el coloniamismo y la explotacion...

    pero la mejor ayuda es que estos paises tengan acceso a los mercados de los paises industrializado y asi impulsar el crecimiento...

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  4. Los niños no tienen la culpa ni responsabilidad alguna en que los adultos los exploten. En China el 40% de los niños abandonan la escuela primaria para trabajar, con sueldos que bordean los 70 dólares mensuales. El "acceso" a los mercados que mencionas, parece no contemplar estos asuntos, el mercado es ciego, sordo y mudo. A veces, perverso.
    Quizás podríamos fijarnos en el origen de ciertas cosas antes de comprarlas, por ejemplo ropa, artículos eléctrónicos, autos, etc., y no comprar aquellos productos que se han fabricado con manos pequeñas, aunque sean más baratos. Así de simple. Tambien podríamos dejar de creer que el éxito consiste en "tener cosas", tema original del artículo.

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  6. Hola a los dos! :D
    queria opinar en lo que discuten, el ejemplo de china que mencionas tu, tienes que pensar que no es culpa de los niños, pero tampoco del mercado por que es el mismo gobierno chino el que tiene un plan de pais que es producir lo mas barato posible, por eso tambien manipulan el precio del dolar.

    yo nunca compro a compañias chinas dudosas, y creo que hay unas listas con empresas que usan niños y son publicas.



    ahora, tu me puedes decir que es culpa del mercado, por que el mercado exige produccion barata de articulos, aqui es donde entra la tecnologia para abaratar costos y mantener estandard de vida, holanda me parece, es uno de los productores agricolas mas grandes de europa, manteniendo una excelente calidad de vida.

    en india estan haciendo un gran esfuerzo para crear un capital intelectual para mejorar sus calidades de vida, asi como lo es el silicon valley.

    y asi van los ejemplos, todo es sobre el plan de pais, algunos paises son desordenados o les importa una raja lo que le pase a la gente, como en zimbawe.

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