Querid@s amig@s,
Definitivamente hay sólo dos alternativas: no tengo tiempo para escribir seguido, o no me doy el tiempo para hacerlo.
Esto me recuerda un libro que leí hace muchos años, de Michael Ende. Tantos años que posiblemente ni me acuerde bien del título (me parece que es "Momo"), y menos del contenido exacto, pero lo que me quedó registrado en la neurona es la historia de unos niños que se van en la búsqueda del tiempo que le fue robado a sus padres, por hombres que les vendían cosas que servían para "ahorrar tiempo". Los padres compraban todas estas cosas, y luego tenían que trabajar mucho para poder pagarlas, por lo que pasaban poco tiempo con los niños y ya no jugaban con ellos. Los chicos se dieron cuenta que nunca nadie le devolvía a sus padres el tiempo ahorrado, entonces deciden ir a buscarlo. Es una bella historia -todas las de Michael Ende lo son- y no puede ser más cierta.
Uno vive pagando cuentas de cosas que supuestamente sirven para ahorrar tiempo. Por ejemplo, el celular. El celular en realidad no sé si ahorra tiempo, porque la verdad es que uno prácticamente vive hablando, revisando mails, el famoso whatsapp, los mensajes de texto, etc. Es tanto que en reuniones sociales, restaurants, etc., la gente -migo incluída- en vez de conversar y disfrutar del momento en que los amigos están ahí, está revisando qué sé yo qué cosa. Y vamos trabajando para poder pagar la cuenta!!!
Casi todos los aparatos domésticos sirven para ahorrar tiempo, o para darnos algún tipo de placer, pero ya no estoy tan segura que realmente sean útiles a la hora de promover las relaciones humanas. La cocina, la batidora, el calentador de agua, la lavadora, etc. son para ahorrar tiempo, y sirven para nuestra comodidad, pero vamos pagándolas. La tele es supuestamente entretención, lo mismo que el cable, pero no hay nada bueno, aunque me declaro hincha del canal de investigación de discovery y del programa cheaters. Muero de la risa con esa lesera, y confieso que he tenido ganas de mandarle un mail a Joey Grecco para que haga una versión "infieles latin america", pero ligerito me arrepiento porque se me ocurre que más de alguien podría terminar en el patio de los callados.
En fin, el asunto es que en este mundo actual, tan supuestamente desarrollado, la mitad del mundo vive trabajando para pagar cuentas y comprar cosas, y la otra mitad vive sumida en la pobreza más inimaginable, con mucho tiempo pero sin comer, pero ese es tema para otro día. Por mientras, recomiendo el libro "Half the Sky" (la mitad del cielo), de Nicholas Kristof y Sheryl Wu Dunn.
Saludos!!
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